Post by lechu14 on Dec 5, 2005 9:17:20 GMT -3
O REI ES ARGENTINO
La scola de Carlitos
Apretá el pomo: Tevez salió campeón hasta perdiendo y pintó el carnaval. Capitán, ídolo y goleador, la peleó y en un año conquistó a Brasil.
Es la imagen buscada por todos. Es la cara del campeón. Es el capitán, el ídolo, el craque da camisa 10. Es el símbolo del Corinthians. Es el goleador, el líder futbolístico y espiritual, el paladín que también asume su rol de caudillo fuera del campo y pelea por los premios de sus compañeros. Es el pibe que se sentía irascible en su tierra, esa figura que ya parece tan lejana y a la cual la exposición pública la llevó a un exilio necesario. Es la sonrisa fácilmente reconocible de alguien que volvió a ser feliz. Para la gran mayoría, es simplemente un futbolista, está claro, aunque con eso, "sólo con eso", le alcanza para acurrucarse dentro de la inocente alegría de miles y miles de niños, de los corazones hechos fuego de otras tantas niñas y del respeto absoluto de todos en general, incluido el presidente Lula. Sin más, es Carlos Tevez, el argentino que en menos de un año conquistó Brasil. El que sigue hablando en castellano y a duras penas mecha alguna palabrita en portugués. El que ayer, en cuero y a pura euforia, dio esa vuelta olímpica tan deseada y que, inmortalizando un sello maradoniano, le arrojó su botín a la gente.
Ya está. La ansiada y demorada cuarta estrella nacional se tornó en algo real para el Timao. Tevez pudo más que el mito y si bien su equipo debió esperar hasta la última fecha para levantar el trofeo (lo logró pese al 2-3 con Goiás), el de Fuerte Apache ya había ganado el otro torneo hacía un buen rato. Su torneo. Ese que tenía toda la pinta de ser el más peleado, ése al que muchos se atrevieron a boicotear de arranque y ante el cual esos mismos muchos hoy se rinden. Como el reconocimiento de Carlos Alberto, pionero en Brasil de un inicio agitado para Tevez y que ayer le lustró el botín al capitán luego de su gol (gran enganche y buena definición, además se generó otras tres chances claras que no aprovechó). El día del aterrizaje de Daniel Passarella, allá por marzo (el 8 de mayo dejó de ser el técnico), las flamantes figuras discutieron feo en una práctica: Carlos Alberto le metió un manotazo en la cara, a lo que Carlitos respondió con un escupitajo. Quedó ahí. Y con el tiempo Carlos Alberto entendió que él puede ser figura, pero que Tevez es "la" estrella. Algo que los Gavioes da Fiel supieron desde un primer momento: enseguida lo adoptaron como a alguien intocable y jamás se enojaron con él, más allá de que alguna vez les fuera al cruce para bancar a su amigo Fininho (le pedía autógrafos al 10), quien jugando contra el Sampaio Correa, cuando lo cambiaron mostró su dedo mayor hacia la torcida.
¿Más? También en una práctica, el argentino se encontró con otro compañero/adversario. Marquinhos —de 194 centímetros, 25 más que él— manoteó a Carlitos, quien reaccionó y le encajó 11 piñas en pocos segundos. A Tevez lo multaron por el diez por ciento del sueldo (cobra u$s 2.000.000 por año) y ésa fue la última vez que lo sancionaron: las otras, por ir en bermudas a una conferencia y por el escupitajo.
Las multas hicieron entender que los mimos que recibía Tevez de parte de Kia Joorabchian, el misterioso iraní del MSI, no lo hacían diferente ante las macanas. Y, más que nada, sirvió para que el propio Carlitos arrancara un cambio. Que coincidió con la llegada a San Pablo de Vanesa, la mamá de su nena (Florencia), y un proceso de maduración que emergió de la vida cotidiana. A Tevez no es sencillo verlo por las calles, va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Su bebé se convirtió en la cábala de papá (sale a la cancha con ella) y Tevez se transformó en un hombre de 21 años. Sin olvidar su perfil barrial: es anfitrión de sus amigos de Fuerte Apache y logró que en las disquerías de allá aparecieran los CD de Piola Vago.
Desde entonces, Carlitos sólo fue noticia por sus goles. Recibió la compañía de Mascherano y, con Seba Domínguez, armaron un trío compinche. Y los tres se sumaron a Madurga (Palmeiras 72) y Edgardo Andrada (Vasco 74) entre los campeones del Brasileirao. Eso sí, el Trío Hermano le dio un récord al Corinthians: es la primera vez que un campeón nacional tiene a más de dos extranjeros en su plantel. Y festejaron en Goiania. Y uno es O Rei.
La scola de Carlitos
Apretá el pomo: Tevez salió campeón hasta perdiendo y pintó el carnaval. Capitán, ídolo y goleador, la peleó y en un año conquistó a Brasil.
Es la imagen buscada por todos. Es la cara del campeón. Es el capitán, el ídolo, el craque da camisa 10. Es el símbolo del Corinthians. Es el goleador, el líder futbolístico y espiritual, el paladín que también asume su rol de caudillo fuera del campo y pelea por los premios de sus compañeros. Es el pibe que se sentía irascible en su tierra, esa figura que ya parece tan lejana y a la cual la exposición pública la llevó a un exilio necesario. Es la sonrisa fácilmente reconocible de alguien que volvió a ser feliz. Para la gran mayoría, es simplemente un futbolista, está claro, aunque con eso, "sólo con eso", le alcanza para acurrucarse dentro de la inocente alegría de miles y miles de niños, de los corazones hechos fuego de otras tantas niñas y del respeto absoluto de todos en general, incluido el presidente Lula. Sin más, es Carlos Tevez, el argentino que en menos de un año conquistó Brasil. El que sigue hablando en castellano y a duras penas mecha alguna palabrita en portugués. El que ayer, en cuero y a pura euforia, dio esa vuelta olímpica tan deseada y que, inmortalizando un sello maradoniano, le arrojó su botín a la gente.
Ya está. La ansiada y demorada cuarta estrella nacional se tornó en algo real para el Timao. Tevez pudo más que el mito y si bien su equipo debió esperar hasta la última fecha para levantar el trofeo (lo logró pese al 2-3 con Goiás), el de Fuerte Apache ya había ganado el otro torneo hacía un buen rato. Su torneo. Ese que tenía toda la pinta de ser el más peleado, ése al que muchos se atrevieron a boicotear de arranque y ante el cual esos mismos muchos hoy se rinden. Como el reconocimiento de Carlos Alberto, pionero en Brasil de un inicio agitado para Tevez y que ayer le lustró el botín al capitán luego de su gol (gran enganche y buena definición, además se generó otras tres chances claras que no aprovechó). El día del aterrizaje de Daniel Passarella, allá por marzo (el 8 de mayo dejó de ser el técnico), las flamantes figuras discutieron feo en una práctica: Carlos Alberto le metió un manotazo en la cara, a lo que Carlitos respondió con un escupitajo. Quedó ahí. Y con el tiempo Carlos Alberto entendió que él puede ser figura, pero que Tevez es "la" estrella. Algo que los Gavioes da Fiel supieron desde un primer momento: enseguida lo adoptaron como a alguien intocable y jamás se enojaron con él, más allá de que alguna vez les fuera al cruce para bancar a su amigo Fininho (le pedía autógrafos al 10), quien jugando contra el Sampaio Correa, cuando lo cambiaron mostró su dedo mayor hacia la torcida.
¿Más? También en una práctica, el argentino se encontró con otro compañero/adversario. Marquinhos —de 194 centímetros, 25 más que él— manoteó a Carlitos, quien reaccionó y le encajó 11 piñas en pocos segundos. A Tevez lo multaron por el diez por ciento del sueldo (cobra u$s 2.000.000 por año) y ésa fue la última vez que lo sancionaron: las otras, por ir en bermudas a una conferencia y por el escupitajo.
Las multas hicieron entender que los mimos que recibía Tevez de parte de Kia Joorabchian, el misterioso iraní del MSI, no lo hacían diferente ante las macanas. Y, más que nada, sirvió para que el propio Carlitos arrancara un cambio. Que coincidió con la llegada a San Pablo de Vanesa, la mamá de su nena (Florencia), y un proceso de maduración que emergió de la vida cotidiana. A Tevez no es sencillo verlo por las calles, va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Su bebé se convirtió en la cábala de papá (sale a la cancha con ella) y Tevez se transformó en un hombre de 21 años. Sin olvidar su perfil barrial: es anfitrión de sus amigos de Fuerte Apache y logró que en las disquerías de allá aparecieran los CD de Piola Vago.
Desde entonces, Carlitos sólo fue noticia por sus goles. Recibió la compañía de Mascherano y, con Seba Domínguez, armaron un trío compinche. Y los tres se sumaron a Madurga (Palmeiras 72) y Edgardo Andrada (Vasco 74) entre los campeones del Brasileirao. Eso sí, el Trío Hermano le dio un récord al Corinthians: es la primera vez que un campeón nacional tiene a más de dos extranjeros en su plantel. Y festejaron en Goiania. Y uno es O Rei.