Post by lechu14 on Dec 6, 2005 11:50:45 GMT -3
NARVAEZ CAMPEON DEL MUNDO
Omar, quien hace cinco meses se fracturó una muñeca, volvió y retuvo el mosca OMB. Puso nocaut a un francés, en París, y confirmó su enorme categoría.
¿Con qué ganó la pelea Omar Narváez? ¿Con su sabiduría técnica, fundamentada en los consejos del maestro cubano Sarbelio Fuentes, hace ya una década, y trasladada al profesionalismo en andas de su enorme talento? ¿Con su coraje, ya probado en diversos puntos del planeta? ¿Con su inteligencia, arma que no menoscaba a todo valiente? ¿Con la derecha? ¿Con las piernas? Hagámosla corta: digamos que con su clase; que incluye todo lo que puede aprenderse y ese plus que entregan los campeones. Narváez tiene clase. Y como ya nos enseñaron los dos Carlos, Gardel y Monzón, ¿qué mejor lugar para lucirla que París?
Después de 21 meses, Narváez (20-0-2, 14 ko) volvió a exponer su título mosca de la Organización. Y fue con un nocaut técnico en el 11ø round frente al francés Bernard Inom (13-1, 5 ko), en el estadio París Bercy. Fue la séptima defensa de Omar, quien ganó la corona en el 2002, en el Luna. Y la segunda en Francia: hace dos años, noqueó al ruso Alex Mahmutov, en Levallois, también en el 11ø. Michel Acaries, promotor francés de larga trayectoria, ve a Narváez... y llora.
Este triunfo vale doble. Porque el chubutense, de 30 años, llegó más condicionado que nunca. Hace cinco meses sufrió un accidente con la moto y se quebró la muñeca izquierda. Y se sabe que ésa es la mano clave del campeón. Recién le sacaron el yeso a mediados de agosto, justo cuando Francisco Valcárcel (presidente de la OMB) llegó a la Argentina para ver la primera defensa de La Hiena Barrios. Como aquel festival se realizó en Córdoba, donde reside Narváez, el campeón aprovechó para reunirse con Valcárcel. Ahí comenzó la historia de este retorno glorioso. "Aguantame que quiero pelear. Dame un plazo que llego", fue el mensaje resumido que entregó Omar. Y la OMB, a pesar de contar con argumentos para sacarle el título, bancó al argentino. Después se terminó de delinear la negociación entre Osvaldo Rivero (manager) y Acaries para que Omar volviera al ruedo. Sería en Francia con un francés. Y aunque Inom estuviera lejos de ser un cuco, había que apretar los dientes.
Sangre de rey. Narváez salió a pelear. Boxeando, pero a pelear. Nada de especular o dejar agrandar al local. El campeón soy yo. Y de movida se notó la diferencia: las manos de Omar llegaban con claridad, sobre todo en directo; Inom parecía desbordado, sin chance de contragolpear. Y el argentino lo superaba mucho en velocidad. Bien plantado, la zurda de Narváez parecía estar bien. Uno-dos, en la cara de retador. En el 2ø round, Inom ya estaba cortado sobre la ceja derecha. Lo más difícil de hallar tras un período de larga inactividad estaba ahí: Omar tenía timming.
El punto más alto llegó en el quinto: Narváez le dio una paliza. Lo arrinconó y lanzó su característica andanada, de principio a fin del asalto. El francés no se cayó de milagro. Y de guapo. Al campeón le faltó colar alguna mano en el cuerpo para doblar definitivamente a Inom. Pero, lamentablemente, ahí comenzó la laguna de Narváez. Quizás se resintió su mano izquierda, que no volvería a martillar como antes. En el sexto, Narváez usó sus prodigiosas piernas y caminó el ring. Inom sólo se animaba con la derecha abierta y, en el 7ø, con el uppercut de esa mano (conectó dos). Pero Omar no quería dejar dudas. Y aceleró en el 10ø. Con su rival en las sogas, sacó una combinación derecha-izquierda-derecha cruzada a la cabeza. Cayó Inom y, con esfuerzo, se paró. Fue en vano: en el 11ø, el sureño se lanzó sobre él y, con otra andanada, forzó la detención por parte del árbitro yanqui Lou Moret. Mucha clase, Omar, mucha clase.
¿Con qué ganó Narváez esta pelea? "Con media mano", dijo él. Y con técnica, piernas, corazón, inteligencia, clase... Andá a conseguir todo eso en algún almacén de Montmartre...
Omar, quien hace cinco meses se fracturó una muñeca, volvió y retuvo el mosca OMB. Puso nocaut a un francés, en París, y confirmó su enorme categoría.
¿Con qué ganó la pelea Omar Narváez? ¿Con su sabiduría técnica, fundamentada en los consejos del maestro cubano Sarbelio Fuentes, hace ya una década, y trasladada al profesionalismo en andas de su enorme talento? ¿Con su coraje, ya probado en diversos puntos del planeta? ¿Con su inteligencia, arma que no menoscaba a todo valiente? ¿Con la derecha? ¿Con las piernas? Hagámosla corta: digamos que con su clase; que incluye todo lo que puede aprenderse y ese plus que entregan los campeones. Narváez tiene clase. Y como ya nos enseñaron los dos Carlos, Gardel y Monzón, ¿qué mejor lugar para lucirla que París?
Después de 21 meses, Narváez (20-0-2, 14 ko) volvió a exponer su título mosca de la Organización. Y fue con un nocaut técnico en el 11ø round frente al francés Bernard Inom (13-1, 5 ko), en el estadio París Bercy. Fue la séptima defensa de Omar, quien ganó la corona en el 2002, en el Luna. Y la segunda en Francia: hace dos años, noqueó al ruso Alex Mahmutov, en Levallois, también en el 11ø. Michel Acaries, promotor francés de larga trayectoria, ve a Narváez... y llora.
Este triunfo vale doble. Porque el chubutense, de 30 años, llegó más condicionado que nunca. Hace cinco meses sufrió un accidente con la moto y se quebró la muñeca izquierda. Y se sabe que ésa es la mano clave del campeón. Recién le sacaron el yeso a mediados de agosto, justo cuando Francisco Valcárcel (presidente de la OMB) llegó a la Argentina para ver la primera defensa de La Hiena Barrios. Como aquel festival se realizó en Córdoba, donde reside Narváez, el campeón aprovechó para reunirse con Valcárcel. Ahí comenzó la historia de este retorno glorioso. "Aguantame que quiero pelear. Dame un plazo que llego", fue el mensaje resumido que entregó Omar. Y la OMB, a pesar de contar con argumentos para sacarle el título, bancó al argentino. Después se terminó de delinear la negociación entre Osvaldo Rivero (manager) y Acaries para que Omar volviera al ruedo. Sería en Francia con un francés. Y aunque Inom estuviera lejos de ser un cuco, había que apretar los dientes.
Sangre de rey. Narváez salió a pelear. Boxeando, pero a pelear. Nada de especular o dejar agrandar al local. El campeón soy yo. Y de movida se notó la diferencia: las manos de Omar llegaban con claridad, sobre todo en directo; Inom parecía desbordado, sin chance de contragolpear. Y el argentino lo superaba mucho en velocidad. Bien plantado, la zurda de Narváez parecía estar bien. Uno-dos, en la cara de retador. En el 2ø round, Inom ya estaba cortado sobre la ceja derecha. Lo más difícil de hallar tras un período de larga inactividad estaba ahí: Omar tenía timming.
El punto más alto llegó en el quinto: Narváez le dio una paliza. Lo arrinconó y lanzó su característica andanada, de principio a fin del asalto. El francés no se cayó de milagro. Y de guapo. Al campeón le faltó colar alguna mano en el cuerpo para doblar definitivamente a Inom. Pero, lamentablemente, ahí comenzó la laguna de Narváez. Quizás se resintió su mano izquierda, que no volvería a martillar como antes. En el sexto, Narváez usó sus prodigiosas piernas y caminó el ring. Inom sólo se animaba con la derecha abierta y, en el 7ø, con el uppercut de esa mano (conectó dos). Pero Omar no quería dejar dudas. Y aceleró en el 10ø. Con su rival en las sogas, sacó una combinación derecha-izquierda-derecha cruzada a la cabeza. Cayó Inom y, con esfuerzo, se paró. Fue en vano: en el 11ø, el sureño se lanzó sobre él y, con otra andanada, forzó la detención por parte del árbitro yanqui Lou Moret. Mucha clase, Omar, mucha clase.
¿Con qué ganó Narváez esta pelea? "Con media mano", dijo él. Y con técnica, piernas, corazón, inteligencia, clase... Andá a conseguir todo eso en algún almacén de Montmartre...